El dilema de votar
Alejandro Encinas Nájera
Ciudad de México. Sábado 30 de mayo de 2009
Se avecina la hora de las urnas y al electorado se le presenta una disyuntiva: ¿votar o no votar? Cada vez es más palpable el abismo entre los partidos y la sociedad. Basta observar que bajo la bandera de la unidad, las cúpulas partidistas designaron a 9 de cada 10 candidatos que contenderán el 5 de julio. Los mexicanos califican a la Policía, al Ejército y la Iglesia por encima de los partidos y sus legisladores. Además, la confianza depositada en las instituciones electorales se evaporó tras los comicios de 2006.
La novela Ensayo sobre la lucidez de José Saramago inicia narrando que en una ciudad, por arte de lo inexplicable, más de 70% de los electores votó en blanco. Múltiples analistas y organizaciones pretenden trasladar este episodio de la ficción a la realidad. Están convocando a votar en blanco como forma de manifestar que respaldan los procesos democráticos, pero reprueban a los partidos existentes. José A. Crespo argumenta que los partidos, pese a su rivalidad mutua, pactan intereses y prebendas comunes a espaldas del interés colectivo, por lo tanto votar a favor de uno de ellos implica avalar sus abusos y arbitrariedades. El punto positivo de esta modalidad de protesta es que convoca a la movilización y a ejercer los derechos civiles. Su desventaja es que permite que en vez del voto libre, sea el control de estructuras corporativas el factor que defina a los ganadores.
Circulan en internet propuestas alternativas, como emular a los franceses cuando se vieron forzados a elegir al derechista Chirac para impedir el triunfo del ultraderechista y xenófobo Le Pen. Molestos, acudieron a las casillas con guantes y pinzas en la nariz. Otros llaman al “voto bajo protesta”, pues las condiciones actuales “no permiten elegir al mejor, sino al menos peor”.
Sea cual fuere la decisión que cada quien tome, lo importante es emitir un voto razonado, calculado e informado, y en donde exista un candidato de trayectoria confiable y comprometido con la izquierda, habrá que apoyarlo.
Fuente : El Periódico
Alejandro Encinas Nájera
Ciudad de México. Sábado 30 de mayo de 2009
Se avecina la hora de las urnas y al electorado se le presenta una disyuntiva: ¿votar o no votar? Cada vez es más palpable el abismo entre los partidos y la sociedad. Basta observar que bajo la bandera de la unidad, las cúpulas partidistas designaron a 9 de cada 10 candidatos que contenderán el 5 de julio. Los mexicanos califican a la Policía, al Ejército y la Iglesia por encima de los partidos y sus legisladores. Además, la confianza depositada en las instituciones electorales se evaporó tras los comicios de 2006.
La novela Ensayo sobre la lucidez de José Saramago inicia narrando que en una ciudad, por arte de lo inexplicable, más de 70% de los electores votó en blanco. Múltiples analistas y organizaciones pretenden trasladar este episodio de la ficción a la realidad. Están convocando a votar en blanco como forma de manifestar que respaldan los procesos democráticos, pero reprueban a los partidos existentes. José A. Crespo argumenta que los partidos, pese a su rivalidad mutua, pactan intereses y prebendas comunes a espaldas del interés colectivo, por lo tanto votar a favor de uno de ellos implica avalar sus abusos y arbitrariedades. El punto positivo de esta modalidad de protesta es que convoca a la movilización y a ejercer los derechos civiles. Su desventaja es que permite que en vez del voto libre, sea el control de estructuras corporativas el factor que defina a los ganadores.
Circulan en internet propuestas alternativas, como emular a los franceses cuando se vieron forzados a elegir al derechista Chirac para impedir el triunfo del ultraderechista y xenófobo Le Pen. Molestos, acudieron a las casillas con guantes y pinzas en la nariz. Otros llaman al “voto bajo protesta”, pues las condiciones actuales “no permiten elegir al mejor, sino al menos peor”.
Sea cual fuere la decisión que cada quien tome, lo importante es emitir un voto razonado, calculado e informado, y en donde exista un candidato de trayectoria confiable y comprometido con la izquierda, habrá que apoyarlo.
Fuente : El Periódico