Subestimación-sobreestimación
Manuel Camacho Solís
Lunes 30 de marzo de 2009
Se subestima al otro cuando uno se sobreestima a sí mismo. En la política y en la guerra eso siempre cuesta caro. La ambición y el temor sin control llevan a sobreestimar las fuerzas propias y a subestimar las de los adversarios. Vivimos un periodo de subestimaciones y sobreestimaciones por parte de todas las fuerzas políticas. Me temo que las próximas elecciones se cobrarán su cuota de realismo frente a la subjetividad.
Una buena parte del PRI está subestimando al PAN. Desde hace varios meses se han creído el resultado de algunas encuestas a pie juntillas. Mediante un análisis lineal, creen que están a punto de conseguir la mayoría absoluta. Con intenciones de voto de 44%, o más, se les ha despertado esa expectativa. El sueño no para ahí. Se proyecta desde ahora hasta 2012. Sienten que ya traen la Presidencia en la buchaca.
Es indudable que el PRI ha tenido una recuperación. Sólo que el PAN es gobierno y Felipe Calderón se juega los márgenes políticos del segundo trienio en las próximas elecciones parlamentarias del 5 de julio. Todo indica que Calderón ha decidido echar su resto con tal de que el PRI no gane la mayoría absoluta en el Congreso y la izquierda quede debilitada para la elección presidencial. Con la economía en contra y una crisis de seguridad, el PAN ha decidido escalar la confrontación para polarizar la elección en el tema de la seguridad y beneficiarse a diario haciendo campaña con la ventaja que da la Presidencia. Tienen todavía cómo beneficiarse de actos mediáticos que ellos pueden controlar y la posibilidad de explotar las fragilidades de los otros.
El PAN está subestimando al PRI. Aún con el mejor desempeño político e incluso con el juego rudo, mes que pase, irá a la baja por la economía. Pero la peor subestimación está en pensar que la polarización no tendrá consecuencias, sobre todo cuando el gobierno no tiene cartas para después. Entre más tensen en los próximos tres meses, más golpearán a la gobernabilidad de los próximos tres años.
La izquierda está subestimando al PAN y al PRI. Con demasiada facilidad ha concluido que el costo de la crisis será para ellos, mientras que ella será su beneficiaria.
El PRI y el PAN también están subestimando la capacidad de recuperación de la izquierda para el año 2012; esto es, si se corrigen los errores de estrategia, se consolida el trabajo de base municipal, se rehace un frente y se ofrece una alternativa a las clases medias frente a la crisis.
El problema principal de la elección —para todos— es el desgaste en que han incurrido las instituciones democráticas justo en el momento en el que, por el agravamiento de la crisis, se necesitaría de su mayor fortaleza. No están escritas las consecuencias de este desgaste.
Lo que tampoco está escrito son los efectos de las campañas. Incluso tratándose de una elección intermedia, los aciertos y errores de cada cual todavía podrán cambiar los desenlaces de este 2009. Más aun para 2012. Para entonces, ni hablar. Con una sociedad volcada a la política y un cuadro de grandes inconformidades sociales, la historia será diferente. Muy probablemente será historia.
Fuente : El Universal
Manuel Camacho Solís
Lunes 30 de marzo de 2009
Se subestima al otro cuando uno se sobreestima a sí mismo. En la política y en la guerra eso siempre cuesta caro. La ambición y el temor sin control llevan a sobreestimar las fuerzas propias y a subestimar las de los adversarios. Vivimos un periodo de subestimaciones y sobreestimaciones por parte de todas las fuerzas políticas. Me temo que las próximas elecciones se cobrarán su cuota de realismo frente a la subjetividad.
Una buena parte del PRI está subestimando al PAN. Desde hace varios meses se han creído el resultado de algunas encuestas a pie juntillas. Mediante un análisis lineal, creen que están a punto de conseguir la mayoría absoluta. Con intenciones de voto de 44%, o más, se les ha despertado esa expectativa. El sueño no para ahí. Se proyecta desde ahora hasta 2012. Sienten que ya traen la Presidencia en la buchaca.
Es indudable que el PRI ha tenido una recuperación. Sólo que el PAN es gobierno y Felipe Calderón se juega los márgenes políticos del segundo trienio en las próximas elecciones parlamentarias del 5 de julio. Todo indica que Calderón ha decidido echar su resto con tal de que el PRI no gane la mayoría absoluta en el Congreso y la izquierda quede debilitada para la elección presidencial. Con la economía en contra y una crisis de seguridad, el PAN ha decidido escalar la confrontación para polarizar la elección en el tema de la seguridad y beneficiarse a diario haciendo campaña con la ventaja que da la Presidencia. Tienen todavía cómo beneficiarse de actos mediáticos que ellos pueden controlar y la posibilidad de explotar las fragilidades de los otros.
El PAN está subestimando al PRI. Aún con el mejor desempeño político e incluso con el juego rudo, mes que pase, irá a la baja por la economía. Pero la peor subestimación está en pensar que la polarización no tendrá consecuencias, sobre todo cuando el gobierno no tiene cartas para después. Entre más tensen en los próximos tres meses, más golpearán a la gobernabilidad de los próximos tres años.
La izquierda está subestimando al PAN y al PRI. Con demasiada facilidad ha concluido que el costo de la crisis será para ellos, mientras que ella será su beneficiaria.
El PRI y el PAN también están subestimando la capacidad de recuperación de la izquierda para el año 2012; esto es, si se corrigen los errores de estrategia, se consolida el trabajo de base municipal, se rehace un frente y se ofrece una alternativa a las clases medias frente a la crisis.
El problema principal de la elección —para todos— es el desgaste en que han incurrido las instituciones democráticas justo en el momento en el que, por el agravamiento de la crisis, se necesitaría de su mayor fortaleza. No están escritas las consecuencias de este desgaste.
Lo que tampoco está escrito son los efectos de las campañas. Incluso tratándose de una elección intermedia, los aciertos y errores de cada cual todavía podrán cambiar los desenlaces de este 2009. Más aun para 2012. Para entonces, ni hablar. Con una sociedad volcada a la política y un cuadro de grandes inconformidades sociales, la historia será diferente. Muy probablemente será historia.
Fuente : El Universal